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José “Pepe” Mujica: el adiós de un luchador que convivió con la muerte desde la vida; Ya descansa el guerrero...


Por Redacción Interactivo TV

Montevideo, Uruguay, 13 de mayo de 2025.- A los 89 años, el expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica cerró el ciclo de una vida marcada por la lucha social, la sencillez ejemplar y, en sus últimos años, una serie de batallas íntimas contra múltiples dolencias que enfrentó con la misma franqueza con que gobernó. Su fallecimiento, confirmado este martes, ha conmovido al mundo no solo por la estatura moral del personaje, sino por la forma en que se despidió: mirando de frente a la muerte, sin dramas ni disfraces.

El expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica ha muerto,  pero su voz, su ejemplo y su ética política seguirán viviendo en generaciones que aprendieron de él que la dignidad no se negocia,                                                   ni siquiera frente al final.
El expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica ha muerto, pero su voz, su ejemplo y su ética política seguirán viviendo en generaciones que aprendieron de él que la dignidad no se negocia, ni siquiera frente al final.

El tumor en el esófago: una despedida anunciada

En abril de 2024, Mujica hizo pública una noticia que estremeció a sus compatriotas: durante un chequeo rutinario, le detectaron un tumor en el esófago, una zona ya afectada por anteriores problemas de salud. La imagen médica sugería un diagnóstico certero: cáncer.

"Pepe" Mujica al lado de su señora esposa, Lucía Topolansky.
"Pepe" Mujica al lado de su señora esposa, Lucía Topolansky.
Un Volkswagen Beetle de 1987 pasó a ser un símbolo del mandato del expresidente de Uruguay José Mujica. El coche fue visto como una extensión de sus principios políticos y se convirtió en un vehículo deseado. Durante una cumbre en Bolivia, un jeque árabe ofertó un millón de dólares por él.
Un Volkswagen Beetle de 1987 pasó a ser un símbolo del mandato del expresidente de Uruguay José Mujica. El coche fue visto como una extensión de sus principios políticos y se convirtió en un vehículo deseado. Durante una cumbre en Bolivia, un jeque árabe ofertó un millón de dólares por él.

Pero el caso de Mujica no era uno sencillo. Arrastraba desde hacía más de dos décadas una enfermedad inmunológica crónica, condición que limitaba seriamente sus posibilidades de recibir quimioterapia o someterse a procedimientos quirúrgicos agresivos. Aun así, con radioterapia, en agosto logró frenar la progresión del cáncer, aunque las secuelas no tardaron en manifestarse: daño renal, dificultad para alimentarse y una progresiva fragilidad física.



En diciembre, se le colocó un stent esofágico mediante una cirugía exitosa, para permitirle tragar alimentos. La intervención fue anunciada como un pequeño triunfo dentro de un terreno minado. Sin embargo, la metástasis ya había comenzado. En enero, con voz serena y sin buscar compasión, Mujica habló ante la prensa:

Palabras que, más allá de su dureza, resumieron la lucidez de un hombre que jamás temió nombrar las cosas por su nombre, ni siquiera cuando ese nombre era muerte.


"Ya terminó mi ciclo... sinceramente me estoy muriendo..."

José Mujica en su granja "Rincón del Cerro", en Montevideo, el 27 de noviembre de 2009.
José Mujica en su granja "Rincón del Cerro", en Montevideo, el 27 de noviembre de 2009.

Una vida acompañada de dolencias

La salud de Mujica, exguerrillero tupamaro y preso político durante 13 años, nunca fue la de un hombre común. Su cuerpo, marcado por las secuelas del encierro y la edad, acumuló a lo largo de los años diversos padecimientos.

En 2021, fue sometido a una endoscopia tras sufrir una úlcera en el esófago. Los médicos sospechaban una espina de pescado, aunque la versión nunca fue oficialmente confirmada. La lesión reveló la vulnerabilidad de un sistema digestivo ya comprometido.

Diez años antes, en 2012, mientras ejercía la presidencia, un dolor en la pierna derecha lo obligó a suspender un viaje oficial a España. El diagnóstico fue un coágulo en una vena, detectado mediante una ecografía Doppler. El episodio encendió las alertas, aunque Mujica lo minimizó con el típico sarcasmo uruguayo.



El retiro obligado: pandemia y sistema inmunológico en jaque

El 20 de octubre de 2020, en medio de la pandemia de covid-19, Mujica tomó una de sus decisiones más emotivas: se retiró de la vida política, dejando su banca en el Senado y cerrando una trayectoria de décadas al servicio del pueblo.


“Sinceramente me voy porque me está echando la pandemia... Estoy amenazado por doble circunstancia: por vejez y por padecer una enfermedad inmunológica crónica”, dijo entonces, en una de sus frases más recordadas.


El retiro fue una muestra más de su coherencia. Sabía que su presencia implicaba contacto humano, y entendió que su salud —y la de otros— no podía ponerse en riesgo.



Un legado más allá del poder


José Mujica no solo gobernó, sino que encarnó una forma de estar en el mundo que desafiaba al poder desde la austeridad. Vivió en su chacra, condujo su Volkswagen escarabajo, donó gran parte de su salario y fue crítico de los lujos y privilegios de la política.

Pero más allá del ícono, fue un hombre que convivió con la enfermedad sin esconderse, que convirtió cada dolencia en parte de su narrativa vital, y que enfrentó la muerte con palabras claras, sin velos, sin dramas...ni eufemismos.


Este domingo 11 de mayo, durante las elecciones departamentales y municipales de Uruguay, su ausencia en las urnas fue notoria. Consultado al respecto, el actual presidente Yamandú Orsi comentó:


Está complicado. Se está cuidando”, agregando que lo había visitado días atrás y conversaron “un rato largo”.

"El amor salvó mi vida"... "A mi edad el amor es una dulce costumbre"
"El amor salvó mi vida"... "A mi edad el amor es una dulce costumbre"

Ese "rato largo" tal vez fue una despedida. La última de muchas conversaciones que Mujica sostuvo en su vida, siempre en presente, incluso cuando sabía que el futuro ya no era suyo. Lo despedimos recordando una de las frases que nos dejó como legado político... Con su acostumbrada manera de decir las cosas en su momento dijo: “A los que le gusta mucho la plata, hay que correrlos de la política… son un peligro en la política.  

En 2014, el entonces embajador mexicano Felipe Enríquez, le ofreció al entonces presidente del Uruguay José “Pepe” Mujica, diez camionetas a cambio del ya famoso Volkswagen azul.  Tiempo después declaró: “No se si algún día “El Beetle” se irá, lo que si se, es que mientras yo esté vivo, mi  Volkswagen dormirá en mi garaje”
En 2014, el entonces embajador mexicano Felipe Enríquez, le ofreció al entonces presidente del Uruguay José “Pepe” Mujica, diez camionetas a cambio del ya famoso Volkswagen azul.  Tiempo después declaró: “No se si algún día “El Beetle” se irá, lo que si se, es que mientras yo esté vivo, mi  Volkswagen dormirá en mi garaje”

  Descanse en paz...



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