Silencio y abandono: hallan a adulto mayor en condiciones críticas en la región 203

Cancún, Quintana Roo 23 de abril de 2025. — En una vivienda humilde de la región 203, donde el silencio es más pesado que las paredes desnudas, un adulto mayor fue encontrado viviendo en condiciones desgarradoras, abandonado por sus propios hijos, a quienes alguna vez crió con amor.

Sumamente agradecido, repitiendo "Gracias, gracias", el rescatado abuelo dejaba que las paramédicos llevaran a cabo los primeros auxilios para conocer el estado de sus signos vitales.

El hombre, que padece diabetes, presentaba una severa infección en el pie izquierdo, visiblemente avanzada. Su herida, descuidada por días —quizá semanas—, ya comenzaba a consumirle la carne. Postrado en una cama improvisada, rodeado por el vacío, sobrevivía en completo abandono emocional y físico. No había visitas, llamadas, ni una sola muestra de afecto. Solo él y el eco de lo que una vez fue su hogar.

Callado, sentado en la silla del hospital recibiendo el tratamiento... en su rostro reflejado el profundo dolor de ser olvidado por aquellos a quienes se dio todo.

Fueron los vecinos quienes rompieron el silencio. Al ver su situación, decidieron actuar: contactaron a medios de comunicación y pidieron apoyo a la ciudadanía, movidos por la compasión que aún sobrevive en esta ciudad.

Pero también alzaron la voz por otra ausencia: la del Grupo Especializado en Atención a la Vulnerabilidad y el Adulto Mayor (GEAVY), que —según testimonios— ignoró reportes previos. La instancia, creada precisamente para brindar ayuda a personas mayores en situación de abandono, nunca se presentó.

Ante la omisión institucional, fue la empresa de ambulancias RIM quien respondió, trasladando sin costo al hombre al Hospital General de Cancún. Allí fue atendido por médicos especialistas, quienes hoy luchan por salvarle el pie… y la vida.

Sin embargo, hay heridas que los médicos no pueden curar. El alma del abuelito sangra por una ausencia más profunda: la de sus propios hijos. Según los vecinos, se trata de profesionistas con recursos, pero hasta el momento, ninguno ha preguntado por él.

Hoy, el hombre permanece hospitalizado, aferrado a la vida y a la esperanza de que, quizás, alguien regrese. Porque no hay dolor más profundo que el de ser olvidado por aquellos a quienes se dio todo.

En la región 203, la puerta de su casa permanece entreabierta, como si aún esperara que alguno de ellos vuelva. Solo para tomar su mano. Solo para decir: “Aquí estoy”.