Sábado 17 de Octubre del 2020.
Por redacción.
En México, el narcotráfico ha corrompido a mandos de las fuerzas armadas, secretarios de Estado, familiares de ex presidentes de la República, gobernadores, alcaldes, diputados, magistrados e incluso ha tenido contacto con jerarcas de la Iglesia católica.

Desde el sexenio de Vicente Fox la presión del narco a diversos sectores de la sociedad aumentó cuando el capo Osiel Cárdenas Guillén tomó el control del cártel del Golfo y reclutó a miembros del equipo élite de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena): el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales.
Especialistas en materia de seguridad coinciden en que a partir de Osiel México se “colombianizó” y el crimen se diversificó. Los desertores del Ejército que conformaron Los Zetas desbordaron la violencia y tocaron puertas donde antes otros no se atrevían. Y ahora también tienen como campo de acción la política.
México es escenario de escándalos porque las autoridades desconocían que algunos funcionarios tenían nexos con el crimen organizado, como los ex titulares de Sedena, Salvador Cienfuegos, y de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quienes se desempeñaron en los sexenios de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, respectivamente.
Gobierno y narco: desde hace 35 años Meses antes del asesinato en Jalisco del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, en febrero de 1985, la agencia antidrogas tuvo que retirar a su personal de México por amenazas y atentados que sufrieron sus agentes e informantes descubiertos por el cártel de Guadalajara.
El grupo criminal era liderado por Miguel Ángel Félix Gallardo, El jefe de jefes. Para él trabajaban Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto; Rafael Caro Quintero, los hermanos Arellano Félix, Joaquín El Chapo Guzmán, Héctor Luis El Güero Palma, Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos, y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, quienes se convertirían en los líderes del narco.